Me gustaría que las entrevistas de trabajo las realizaran adorables ancianitas con zapatillas peludas y mandiles con dibujos de cupcakes. Las ancianitas son relajantes. Los hombres en traje y de expresión seria, no. Esos te roban el alma con sus miradas. Supongo que esa es la idea, que te pongas nerviosa, la cagues y tengan una escusa para mandarte a freír monas.
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